Vivir cargando con la mochila del pasado, las preocupaciones por el futuro o las vanidades y afanes del presente no es saludable para nadie. Pero lo más alarmante de todo esto es que a veces no nos damos cuenta hasta que ya es demasiado tarde. Entonces terminamos con resentimiento, amargura, mala salud o hasta contemplamos la idea del suicidio. Para poder disfrutar realmente de la vida, debemos aprender cómo liberarnos de tanto bulto y no caer en la misma postura de un burro de carga, que solamente existe para esa obligación. Las cargas esclavizan a las personas y les hacen pensar que no existe otra vida diferente fuera de su corta visión, controlada por el inmenso peso que llevan y por las anteojeras que ellas mismas se han impuesto. Las personas que soportan cargas tan pesadas fácilmente llegan a olvidar que sus propias mentes tienen un magnetismo que atrae tanto lo bueno como lo malo. Este libro es una pequeña novela que nos demuestra lo valioso que es ver la vida de una manera distinta, más optimista, para poder disfrutarla de una forma nueva y con un propósito.